Aunque anteriormente había visto alguna de sus fotografías, no fue hasta hace poco menos de un año cuando lo descubrí. Fue con ocasión del Photofestival de Mijas del 2014. Su ponencia fue una de las más esperadas por el público que mayor expectación levantó. En este enlace podéis ver la crónica de aquella ponencia. Desde ese momento empecé a interesarme por su trabajo y trayectoria.
Galardonado con premios como el de Cultura de la Comunidad de Madrid, en su modalidad de Fotografía (2012), el Premio Nacional de Fotografía (2000) y el Premio PHotoEspaña (1998), entre otros, Chema Madoz es uno de los fotógrafos españoles más aclamados en la actualidad.
Hace unos meses, recuerdo haber leído que Chema Madoz tendría una exposición en Madrid, en la Galería Elvira González. Y cuando planee mi viaje a Madrid, esto fue lo primero que busqué, tenía muchas ganas de poder admirar la obra de Chema Madoz de cerca. Pero la exposición había terminado. Y de casualidad, encontré que había otra exposición abierta hasta el próximo 2 de agosto, en la Sala Alcalá 31, Las Reglas del Juego.
Más de 120 fotografías realizadas entre 2008 y 2014 componen la exposición que se presenta en la sala Comunidad de Madrid-Alcalá 31 formando parte de la programación de PHotoEspaña 2015. El conjunto de imágenes, en blanco y negro y, en su mayoría, inéditas, permite contemplar la apertura de sus referentes e influencias hacia la presencia de la naturaleza, la aparición de la figura animal, la inclusión del dibujo como otra forma de representación o la aparición del texto como un vehículo natural de la imaginación.
Minuciosamente construidas, escuchando el lenguaje de las cosas y utilizando tonos que van desde el humor pop al lenguaje poético o filosófico, sus obras logran captar el retrato de una idea.
El mensaje de su arte depende mucho del espectador. «Me resulta atractiva la posibilidad de que alguien entienda algo diferente de lo que quiero expresar. Cuando fotografío algo capturo la sensación que yo siento en ese momento. Luego pasa lo mismo con el espectador, pero su respuesta será a la sensación que le da la obra terminada», dice en medio de su tercera retrospectiva, después de la organizada en 1999 en el Reina Sofía y la inaugurada en 2006 en la Fundación Telefónica.
«Muchas responden a un carácter muy intimista, a una pulsión o un momento en concreto. Y suelen ser manipulaciones muy sencillas», explica. Dice que solo pide ayuda cuando necesita algo grande o especial, como un bordado. El resto de las veces el suyo es un trabajo solitario, que luego se convierte en una especie de metáfora, o incluso poesía visual.
Toda una experiencia haber podido admirar de cerca parte de la obra de este increíble fotógrafo. Os animo a todos aquellos que tengáis la ocasión, que la visitéis y dejéis viajar vuestra imaginación a la hora de interpretar sus fotografías. Seguro, que como dice Chema, encontraréis más de un significado a parte del que él quiso plasmar cuando hizo las fotos.
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