Cuando hablamos de luz en fotografía siempre acabamos afirmando que la mejor luz para fotografiar es la del amanecer y atardecer, ya que es una luz mucho más suave que provoca unas sombras más tenues. Pero muchas veces nos olvidamos del momento en sí, de la satisfacción que da el poder disfrutar de un amanecer o atardecer en algún lugar especial.
Leía hace no mucho un artículo sobre cómo ha condicionado la toma de fotografías y la realización de vídeos nuestros momentos de disfrute. Hemos dejado de observar con nuestros ojos muchas escenas, para acabar haciéndolo a través del móvil o cámara para inmortalizar el momento. Pero no nos paramos a disfrutar y saborear la situación que estamos viviendo, pendientes en muchas veces de la pantalla del móvil para captar lo que está ocurriendo, de si lo tenemos encuadrado, si tenemos a alguien que nos molesta delante de nuestro objetivo. Dejando de lado la experiencia de verlo por nosotros mismos y quedarnos con el recuerdo en nuestra memoria y no en la tarjeta de memoria, que de seguro, muchas veces no volveremos a visualizar.
En este rinconcito, ubicado entre Benicassim y Oropesa, comunicado por una Vía Verde, he encontrado uno de los sitios donde poder disfrutar del amanecer con tranquilidad. Pudiendo admirar la salida del sol entre las nubes junto a la brisa marina y olor a mar.
Aunque muchas veces voy acompañado en este tipo de salidas, no deja de tener su magia el poder disfrutarlo solo, sentado sobre una roca, saboreando el instante. Y admirando la belleza que se produce todas las mañanas cuando sale el sol.
Disfruto de la fotografía a diario, es un hobby que mantengo desde hace muchos años, y que por suerte, ahora se ha convertido en mi profesión. Pero también me gusta disfrutar de muchos momentos sin estar pendiente de la cámara, trípode, tiempos…
Hay momentos para todo, y más en la fotografía paisajística. Tiempo de captar algunas fotografías y tiempo de admirar todo aquello que nos rodea. No todas las disciplinas te dejan ese tiempo de descanso entre toma y toma, por eso es importante saber disfrutar de estos momentos y saborear tu pasión junto con la belleza del paisaje
Hacía tiempo que no me animaba a salir al amanecer, pero el pasado fin de semana largo, del 4 al 6 de abril, un día por motivación propia, otro día acompañado por dos amigas, conseguí recargar las pilas de amaneceres. Como habréis ido observando a lo largo de las fotografías de este post, hay dos escenarios distintos, uno centrado en la Torre de la Colomera (el día que fui solo) y otra en las rocas de la playa (el día que fui acompañado). Ambos escenarios que tenía ya visto de otras veces, pero que cambian totalmente con cada nuevo amanecer.
Con la relfexión y las ganas de seguir admirando y fotografiando bellos paisajes, os dejo con las últimas fotografías de esta entrada.
Espero que disfrutéis tanto de las fotografías, como de aquellos momentos especiales en vuestro rincón favorito.
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